Hay un lugar donde por
un tiempo somos libres. Allí, llegamos, dejamos en la puerta la cordura más
pragmática y damos permiso a la insensatez, y licencia a los pensamientos hasta ahora encarcelados.
Es zona franca, un
espacio en el que circula sin aranceles la creación y el ingenio. Podría
considerarse la guarida de las letras.
Conviven en el antro
seres de todo tipo y todos se soportan. A menudo podemos ver como un chico y
una chica cuidan de sus bebés “micromachines”. También se oyen voces y
puñetazos continuamente porque alguien está muy cabreado. Además una tal Susan,
corre de un lado para otro sin parar mientras un navío, El Jolly Roger, hace su
entrada en escena. Manuela se tapa los oídos porque hay un disco de Antonio
Molina que no acaba nunca y cerca de
ella, un enorme Boeing 777 parece que está a punto de estallar. “Por favor no me
despiertes” grita un pobre moribundo mientras un piano se convierte en asesino.
Una tal Sara Coca nos
anima a presentar a los que allí estamos, lo que nuestra mente guarda y nunca
nos atrevimos a contar. Este lugar se llama llama Bohemia y en Bohemia escribimos cuentos con Sara.
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