martes, 14 de noviembre de 2017

Detenido un hombre en el mercado, por Luisa Yamuza Carrión




No es la primera vez que ocurre. Desde hace varias semanas se viene produciendo el mismo hecho inverosímil. Sobre las 12 de la mañana, la hora punta del mercado semanal, un hombre cercano a los sesenta años se pasea totalmente desnudo entre los puestos de frutas y verduras. Para ser exactos, viste un grafiti en el pecho que dice "independiente mundial" en letras negras escritas a mano. Desprende una intensa fragancia a colonia Brumel.

Ante las abochornadas mujeres del pueblo brotan risas y malas caras por igual. Los escasos varones lo invitan a tapar al menos, sus zonas nobles. Pero el susodicho hace caso omiso. Así que, son los mossos de escuadra los encargados de resolver el asunto. Invariablemente lo conducen, sin apenas resistencia por su parte, hasta la comisaría y allí pasa unas horas. Le dan algunas ropas y por la tarde lo devuelven a la calle. Los calabozos no están disponibles por falta de presupuesto. Los servicios sociales del municipio tampoco pueden hacerse cargo del sujeto, están hasta los topes. Y la asociación Parados Unidos carece de medios para echarle un cable.

Nuestro amigo nudista se llama Emilio y efectivamente, es un parado de larga duración. Ni se acuerda cual fue el último trabajo que tuvo. Por suerte, cuando le pilló la crisis tenía la vivienda pagada. Un piso de cierto nivel donde los vecinos son ricos venidos a menos, pero con grandes dotes de disimulo. Nadie diría que no pueden pagar ni el mantenimiento del ascensor. Desde hace tiempo Emilio traslada su barriga cervecera escaleras arriba o abajo, sin que apenas nadie lo vea. Si acaso el perro de algún vecino le ladra cuando pasa con la bolsa de la basura por las noches. Él, en venganza, suele dejar caer un montoncito de desperdicios en la puerta del que le incordia con más ímpetu. 

Emilio tiene el aspecto de un español normal y corriente. Ni alto ni bajo, ni gordo ni flaco, ni feo ni guapo. Cabellos castaños y ojos color miel con expresión pícara a veces, triste otras. Los que le conocen, que son pocos, cuentan que no habla por no ofender y que es hombre de mentalidad abierta. Todas las opiniones le parecen dignas de respeto. Dicen que en los últimos tiempos ha visto crecer el fenómeno del independentismo en su ciudad y no le ha causado mayor problema. El edificio de su piso se ha llenado de banderas esteladas en los balcones y ventanas. Le han pintado en la puerta de casa "visca catalunya"  y le han llenado de pegatinas de "votarem" las paredes del rellano. Pero no ha prestado atención. Le da igual. Él se define como ciudadano del mundo, le importan poco las banderas.  

Entonces, uno se pregunta porque ha tomado la determinación de desnudarse frente a todos. Pues bien, parece ser que un día llegó a casa y encontró en las puertas de todos los pisos, incluido el suyo, un felpudo en el que se leía "República independiente de Catalunya" sobre un fondo a rayas rojas y amarillas. Y al día siguiente, miércoles de mercado, inició su cruzada. ¡Hasta aquí podríamos llegar! puede ser que pensara. Le gustó el efecto y repitió hasta hoy.  De su balcón también prende una gran sábana blanca con su lema "Independiente mundial”. No sabemos si Emilio mantendrá su lucha durante mucho tiempo, pero bien es cierto que está alcanzando cierta fama y ya se sabe que otras personas están siguiendo su ejemplo en distintos lugares. Tele Cinco y Cuatro tv, lo andan persiguiendo para entrevistarlo. Las autoridades observan el fenómeno con precaución. Los mossos dicen que no podrán proporcionar ropa a todos los nudistas que reivindiquen su independencia. El gobierno español no se pronuncia. Emilio es más feliz que nunca, aunque sus vecinos no le saludan.

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