No es la primera vez que
ocurre. Desde hace varias semanas se viene produciendo el mismo hecho
inverosímil. Sobre las 12 de la mañana, la hora punta del mercado semanal, un
hombre cercano a los sesenta años se pasea totalmente desnudo entre los puestos
de frutas y verduras. Para ser exactos, viste un grafiti en el pecho que dice
"independiente mundial" en letras negras escritas a mano. Desprende
una intensa fragancia a colonia Brumel.
Ante las abochornadas mujeres del pueblo brotan risas y
malas caras por igual. Los escasos varones lo invitan a tapar al menos, sus
zonas nobles. Pero el susodicho hace caso omiso. Así que, son los mossos de
escuadra los encargados de resolver el asunto. Invariablemente lo conducen, sin
apenas resistencia por su parte, hasta la comisaría y allí pasa unas horas. Le
dan algunas ropas y por la tarde lo devuelven a la calle. Los calabozos no
están disponibles por falta de presupuesto. Los servicios sociales del
municipio tampoco pueden hacerse cargo del sujeto, están hasta los topes. Y la
asociación Parados Unidos carece de medios para echarle un cable.
Nuestro amigo nudista se llama Emilio y efectivamente, es
un parado de larga duración. Ni se acuerda cual fue el último trabajo que tuvo.
Por suerte, cuando le pilló la crisis tenía la vivienda pagada. Un piso de
cierto nivel donde los vecinos son ricos venidos a menos, pero con grandes
dotes de disimulo. Nadie diría que no pueden pagar ni el mantenimiento del
ascensor. Desde hace tiempo Emilio traslada su barriga cervecera escaleras arriba
o abajo, sin que apenas nadie lo vea. Si acaso el perro de algún vecino le
ladra cuando pasa con la bolsa de la basura por las noches. Él, en venganza,
suele dejar caer un montoncito de desperdicios en la puerta del que le incordia
con más ímpetu.
Emilio tiene el aspecto de un español normal y corriente.
Ni alto ni bajo, ni gordo ni flaco, ni feo ni guapo. Cabellos castaños y ojos
color miel con expresión pícara a veces, triste otras. Los que le conocen, que
son pocos, cuentan que no habla por no ofender y que es hombre de mentalidad
abierta. Todas las opiniones le parecen dignas de respeto. Dicen que en los
últimos tiempos ha visto crecer el fenómeno del independentismo en su ciudad y
no le ha causado mayor problema. El edificio de su piso se ha llenado de
banderas esteladas en los balcones y ventanas. Le han pintado en la puerta de
casa "visca catalunya" y le
han llenado de pegatinas de "votarem" las paredes del rellano. Pero
no ha prestado atención. Le da igual. Él se define como ciudadano del mundo, le
importan poco las banderas.
Entonces, uno se pregunta porque ha tomado la
determinación de desnudarse frente a todos. Pues bien, parece ser que un día
llegó a casa y encontró en las puertas de todos los pisos, incluido el suyo, un
felpudo en el que se leía "República independiente de Catalunya"
sobre un fondo a rayas rojas y amarillas. Y al día siguiente, miércoles de
mercado, inició su cruzada. ¡Hasta aquí podríamos llegar! puede ser que
pensara. Le gustó el efecto y repitió hasta hoy. De su balcón también prende una gran sábana
blanca con su lema "Independiente mundial”. No sabemos si Emilio mantendrá
su lucha durante mucho tiempo, pero bien es cierto que está alcanzando cierta
fama y ya se sabe que otras personas están siguiendo su ejemplo en distintos
lugares. Tele Cinco y Cuatro tv, lo andan persiguiendo para entrevistarlo. Las
autoridades observan el fenómeno con precaución. Los mossos dicen que no podrán
proporcionar ropa a todos los nudistas que reivindiquen su independencia. El gobierno
español no se pronuncia. Emilio es más feliz que nunca, aunque sus vecinos no
le saludan.
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