miércoles, 19 de febrero de 2014

El Bulo, por Matilde López de Garayo


Soy un “Pepe” uno de los diez Pepes agraciados por el dedo socarrón de la fortuna y digo socarrón por no decir palabras mayores, que soy de buena familia y ya se sabe. ¿De buena familia? ¡Padre!, ¿Cómo se te ocurrió desvirgarme llevándome al puticlub de “Los Secretos de Vanesa”?
                                               
¡Claro! Desde los dieciocho años conocí las mieles del sexo y a partir de entonces las he seguido disfrutando con, con... ¡Bueno! Ahora no viene al caso. Con todas ellas menos con mi mujer ¡Joder! ¿Quiere usted callar? Me tuve que casar con la mujer más decente de toda Castilla, ¿Qué digo Castilla? ¡España!  ¡Europa! ¡La Tierra entera! Y la quiero ¡Vaya que si la quiero! No cambio a mi Antonia por nada ni nadie en el mundo. Pero Antonia ¿No podrías ser un poco más puta en la cama? Todo el dormitorio lleno de vírgenes y rosarios y esos camisones y... y... ¡Ya hemos terminado, no me toques …!

¡Vaya! Vaya en el lío en que me he metido. Podía haber sido el otro décimo de lotería, el del Ayuntamiento y  no el del puticlub ¿A ver si va a ser un castigo de Dios? Pero  ¡Si yo no soy creyente! Voy a misa por mi Antonia. Pero si existe Dios, ¡Qué Dios! ¡Dios!¡Que humor más fino tienes!    

¿Qué harán los demás? ¿Se lo dirán a sus mujeres? ¿Si? ¿No? ¿Lo ocultarán? ¿Cómo? ¿Cómo se pueden ocultar 400.000 euros? ¿Gastarlos poco a poco? Y tu te lo crees. Ahí, la miel en los labios y sólo disfrutándola  poco a poco. ¡No te da tiempo de gastarlo en toda tu vida!

Podría comprar la casita que siempre ha soñado Antonia, con su huerto y jardín. Pero, si se lo cuento es capaz de divorciarse. Por muy honesta que sea, la dignidad es la dignidad. Se va ha enterar que le he puesto los cuernos desde hace... ¡Mejor no lo pienso! Y ¿Que hago yo  sin mi Antonia?¿Sin mi Antonia y sin 200.000 euros? ¡Que son bienes gananciales! Bueno el dinero es lo de menos ahora. No te engañes sinvergüenza, son 200.000 euros.

Me voy a volver loco. Me quema el billete en las manos ¡Ufff! Me va a subir la tensión, ¡Que opresión!

-¡Pepe! ¡Pepe!  -Y ahora para que me llama éste. Es Avelardo desde el otro extremo de la calle. Otro implicado en ponerle los cuernos a su mujer, otro afortunado .

-Si ¿Qué quieres? - Le veo con la cara desencajada. No es el mismo que se vanagloria, como un pavo real, en el club, cuando exclama: Dos han sido dos.

-El alcalde nos quiere ver ahora mismo.

-¿Para qué? -Respondo con cara de pocos amigos.

-Nos va a echar una mano con nuestro pequeño problema.

-¿Pequeño?, ¿Dices pequeño?

-Todo pasa y todo se olvida con el tiempo, muchacho- Y me pega un manotazo en el hombro.

Parece que el Alcalde va a declarar que los décimos se facilitaron en la administración de lotería del pueblo. Nos quita un peso de encima, sin embargo son muchos años los que llevo con Antonia para que ella no se dé cuenta que le oculto algo. Incluso me pregunto sino habrá estado siempre al corriente de mis correrías extra-matrimoniales. No puede ser tan tonta. En cuanto me mire a los ojos no me va a creer.

¿No podría haber sido el otro décimo?¡Antonia! Te podrías haber comportado en la cama de otra manera, como el dicho ¡Joder! Señora en la calle, Put... !No! No pienses así, te estás justificando.

Los periódicos locales y otros medios de comunicación han anunciado que todo había sido un bulo ¡Qué descanso! Hasta que ha ocurrido lo que ha ocurrido:

En el Hospital comarcal de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) unos días después del 22 de diciembre de 2013, ha ingresado el dueño del club de alterne de mi pueblo, Quintanal de la Orden, de unos 40 años, con musculatura ancha, de metro noventa, con un poquito de tripa y con altos niveles de cocaína y alcohol en la sangre. Ha perdido el ojo derecho. Llegó desangrándose de una paliza que le propinó un cliente asiduo que no fue agraciado con el regalo del dueños a sus clientes afines, es decir el décimo premiado.

Y claro, Antonia, Antonia ha atado cabos.

Así es la vida, agridulce, de un humor que me deja asombrado. Planteándote dilemas todos los días. ¡Ah! y castigando quizàs al que no tiene “tanta” culpa.

¿Mi mujer? ¡Ah! Mi mujer... Creo que no estuve muy acertado. Le conté la verdad. Bueno eso me lo podría haber perdonado con el tiempo. Sin embargo ¡Vaya metedura de pata! Cuando le dije que todo había sido porque era muy estrecha de pensamiento y muy aburrida en la cama.

Me ha pedido separación de bienes, eso o el divorcio, y cuando he firmado  lo primero, se ha ido a un crucero de  “singles”. Me me ha comunicado que volverá cuando termine de soltarse la coleta  y recupere el tiempo perdido.


Ahora no sé si el cornudo soy yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario