Soy un “Pepe” uno de los diez
Pepes agraciados por el dedo socarrón de la fortuna y digo socarrón por no
decir palabras mayores, que soy de buena familia y ya se sabe. ¿De buena
familia? ¡Padre!, ¿Cómo se te ocurrió desvirgarme llevándome al puticlub de
“Los Secretos de Vanesa”?
¡Claro! Desde los dieciocho años
conocí las mieles del sexo y a partir de entonces las he seguido disfrutando
con, con... ¡Bueno! Ahora no viene al caso. Con todas ellas menos con mi mujer
¡Joder! ¿Quiere usted callar? Me tuve que casar con la mujer más decente de
toda Castilla, ¿Qué digo Castilla? ¡España!
¡Europa! ¡La Tierra entera! Y la quiero ¡Vaya que si la quiero! No
cambio a mi Antonia por nada ni nadie en el mundo. Pero Antonia ¿No podrías ser
un poco más puta en la cama? Todo el dormitorio lleno de vírgenes y rosarios y
esos camisones y... y... ¡Ya hemos terminado, no me toques …!
¡Vaya! Vaya en el lío en que me
he metido. Podía haber sido el otro décimo de lotería, el del Ayuntamiento
y no el del puticlub ¿A ver si va a ser
un castigo de Dios? Pero ¡Si yo no soy
creyente! Voy a misa por mi Antonia. Pero si existe Dios, ¡Qué Dios! ¡Dios!¡Que
humor más fino tienes!
¿Qué harán los demás? ¿Se lo
dirán a sus mujeres? ¿Si? ¿No? ¿Lo ocultarán? ¿Cómo? ¿Cómo se pueden ocultar
400.000 euros? ¿Gastarlos poco a poco? Y tu te lo crees. Ahí, la miel en los
labios y sólo disfrutándola poco a poco.
¡No te da tiempo de gastarlo en toda tu vida!
Podría comprar la casita que
siempre ha soñado Antonia, con su huerto y jardín. Pero, si se lo cuento es
capaz de divorciarse. Por muy honesta que sea, la dignidad es la dignidad. Se
va ha enterar que le he puesto los cuernos desde hace... ¡Mejor no lo pienso! Y
¿Que hago yo sin mi Antonia?¿Sin mi
Antonia y sin 200.000 euros? ¡Que son bienes gananciales! Bueno el dinero es lo
de menos ahora. No te engañes sinvergüenza, son 200.000 euros.
Me voy a volver loco. Me quema el
billete en las manos ¡Ufff! Me va a subir la tensión, ¡Que opresión!
-¡Pepe! ¡Pepe! -Y ahora para que me llama éste. Es Avelardo
desde el otro extremo de la calle. Otro implicado en ponerle los cuernos a su
mujer, otro afortunado .
-Si ¿Qué quieres? - Le veo con la
cara desencajada. No es el mismo que se vanagloria, como un pavo real, en el
club, cuando exclama: Dos han sido dos.
-El alcalde nos quiere ver ahora
mismo.
-¿Para qué? -Respondo con cara de
pocos amigos.
-Nos va a echar una mano con
nuestro pequeño problema.
-¿Pequeño?, ¿Dices pequeño?
-Todo pasa y todo se olvida con
el tiempo, muchacho- Y me pega un manotazo en el hombro.
Parece que el Alcalde va a
declarar que los décimos se facilitaron en la administración de lotería del
pueblo. Nos quita un peso de encima, sin embargo son muchos años los que llevo
con Antonia para que ella no se dé cuenta que le oculto algo. Incluso me
pregunto sino habrá estado siempre al corriente de mis correrías
extra-matrimoniales. No puede ser tan tonta. En cuanto me mire a los ojos no me
va a creer.
¿No podría haber sido el otro
décimo?¡Antonia! Te podrías haber comportado en la cama de otra manera, como el
dicho ¡Joder! Señora en la calle, Put... !No! No pienses así, te estás
justificando.
Los periódicos locales y otros
medios de comunicación han anunciado que todo había sido un bulo ¡Qué descanso!
Hasta que ha ocurrido lo que ha ocurrido:
En el Hospital comarcal de
Alcázar de San Juan (Ciudad Real) unos días después del 22 de diciembre de
2013, ha ingresado el dueño del club de alterne de mi pueblo, Quintanal de la
Orden, de unos 40 años, con musculatura ancha, de metro noventa, con un poquito
de tripa y con altos niveles de cocaína y alcohol en la sangre. Ha perdido el
ojo derecho. Llegó desangrándose de una paliza que le propinó un cliente asiduo
que no fue agraciado con el regalo del dueños a sus clientes afines, es decir
el décimo premiado.
Y claro, Antonia, Antonia ha
atado cabos.
Así es la vida, agridulce, de un
humor que me deja asombrado. Planteándote dilemas todos los días. ¡Ah! y
castigando quizàs al que no tiene “tanta” culpa.
¿Mi mujer? ¡Ah! Mi mujer... Creo
que no estuve muy acertado. Le conté la verdad. Bueno eso me lo podría haber
perdonado con el tiempo. Sin embargo ¡Vaya metedura de pata! Cuando le dije que
todo había sido porque era muy estrecha de pensamiento y muy aburrida en la
cama.
Me ha pedido separación de
bienes, eso o el divorcio, y cuando he firmado
lo primero, se ha ido a un crucero de
“singles”. Me me ha comunicado que volverá cuando termine de soltarse la
coleta y recupere el tiempo perdido.
Ahora no sé si el cornudo soy yo.
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