martes, 4 de febrero de 2014

Alma, por Matilde López de Garayo


Los últimos invitados abandonaron la sala de exposiciones a media noche. Al fondo, en el pequeño oficie donde se había preparado el ágape para obsequiar a los potenciales compradores, se oían el trajín de los camareros recogiendo las últimas cajas llenas de  vasos, bandejas, bebidas y comida sobrantes del evento.

Las luces habían disminuido su intensidad, quedándose prácticamente la sala en penumbra , salvo por los dispositivos de emergencia. 

Mauro había elegido un lugar estratégico para sentarse y desde aquel ángulo observar casi toda la sala.


-Se ven aún el contraste de la losetas haciendo ese dibujo que tanto me gusta, sin embargo no se distingue para nada  el motivo de mis cuadros, solo se perciben los marcos con manchas, aunque no importan, me los conozco de memoria. Ya han roto más vasos. ¡Menos mal que los paga el seguro!. Alma, ¿Dónde te has metido? Estoy  deseando brindar contigo. ¡Mira ya he puesto tu silla a mi lado!. Alma, Alma, mi Alma ¡Qué nombre  tan elegido! No me cabe duda, la vida me estaba preparando para conocerte! Me acuerdo del primer día. ¡Uf! La cabeza me da un poco vueltas. No sé cuantas copas me habré bebido. ¿He vendido  “La bruja blanca”? no me acuerdo. Si la he vendido espero que el comprador disfrute el cuadro como yo, el cuerpo espectacular de Alma, sus ojos negros. Me enamoré desde el primer momento. Disfruté tanto pintando su cuerpo envuelto en muselina blanca transparente. Más de una vez me descubrió mirándole con ojos no precisamente de artista. ¡Como disfruté de ese cuadro! Salvo los gatos, los gatos que tuve que pintar a su alrededor ¡Odio los gatos!, no son tan leales como los perros, van a su interés.

¡Mi corazón! ¡Vaya! parece que se ha sosegado un poco. He tenido palpitaciones durante toda la exposición. Nunca había sufrido taquicardias hasta hoy. Que chute de adrenalina. Me iba a dar un infarto cada vez que ponían “Vendido” al lado de las pinturas. ¡Que éxito! Éxito. Alma ¿Eres tu la que te aproximas? JE, JE, JE, Traes una botella y dos copas. ¡Eres tú? Te veo con un halo blanco a tu alrededor ¡Que hermosa! Son inconfundibles tus movimientos de cadera, ondulándose por todo el espacio, tus piernas largas. Con el traje tan ceñido que te has puesto, estoy seguro que no llevas ropa interior. Como esas veces que salimos y me susurras al oído “No llevo bragas” y ya me tienes excitado toda la noche, deseando llegar a casa y hacer el amor desenfrenadamente. Esta noche apenas he podido acercarme a ti, te buscaba entre la gente, te observaba  ¡Que bien hacías tu papel de relaciones públicas!...

-¿Don Mauro? Nos vamos. Ya ha firmado su señora – Le chilla desde el oficie el encargado del catering- ¡Enhorabuena! Va ha ser todo un éxito!

-Gracias. Adiós –Le contesta Mauro desde la silla- ¿Dónde...?

-Iba a preguntar donde estabas Alma, pero sé que ya por fin estamos tu y yo, nadie más. Esta noche sólo me he podido acercar a ti una vez, te roce, me devolviste una mirada cómplice y sensual ¿No estamos solos?, ¿Quienes son las mujeres que se aproximan? He bebido mucho, no solo veo doble... ¡No me lo puedo creer! Son todas la Almas de mis pinturas ¿Que haceís?¿Me rodeais? ¡Sois tan hermosas!

Mauro siente en una especie de éxtasis provocado por los efectos no solo etílicos sino por todas las emociones que ha experimentado en su primera exposición de pintura. ¡Por fin a sus treinta y cuatro años! En su embriaguez no se ha percatado que se ha quedado semidormido y que estaba soñando, hasta que una dulce voz le susurra por detrás mientras siente unas tibias manos acariciándole el pecho.

-Mauro-  Sonríe Alma – Creo te has quedado transpuesto. -¿No has visto a tu padre? ¡Ha estado aquí!

Mauro vuelve en si, y al escuchar a su mujer piensa

-Mi querida Alma, me acabas de desbaratar el sueño más hermoso que he tenido desde hace tiempo. Todas “tus”  han explotado a mi alrededor como pompas de jabón.

Sin embargo le invita a sentarse en sus rodillas, y le contesta:

-Si, vino – Le rodea la cintura con sus brazos y apoya la cabeza en su hombro 

-¿Y?, ¿Te dijo algo? –Le besa cariñosamente la frente mientras espera la respuesta

-Si, miró su autorretrato, que por cierto se ha empeñado en comprar, y me dijo mirándome como tu sabes, inquisidoramente “Podrías haber sido tan buen abogado como pintor” ¡Ya está! Parco en palabras, Como siempre.

-Si Mauro, pero está orgulloso de ti.

-Bueno, vamos a dejarnos de padres, ahora es nuestro momento, vamos a brindar por mi... encantadora, musa, amante, modelo, esposa...

-¡Para!, ¡Para!, me vas a sacar los colores –Y le besa con pasión


Mauro por fin comprueba que no lleva ropa interior y piensa- Seguro, ya te pintaré con este vestido estás...estás realmente hermosa. 

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