11 de Noviembre de 2012
Hemos zarpado a las 7horas a.m. con tiempo estable, soleado
y viento favorable. El día ha
transcurrido con la normalidad que es de
esperar en un barco mercante. He intentado hablar contigo y ha sido imposible.
¿Dónde estabas?
13 de Noviembre de 2012
Navegando a 20 nudos hemos sido interceptados por un buque
de la armada. Han revisado minuciosamente la documentación y una vez comprobado
todo nos han permitido proseguir la ruta. La jornada ha sido bastante ajetreada
por lo que no he tenido tiempo de pensar demasiado en ti. Tampoco he podido
hablar contigo. También he llamado a mi hija Carolina y me ha dicho que su
madre andaba ajetreada como siempre con las cosas de la tienda. No he querido
pensar nada.
16 de Noviembre de 2012
Hemos estado almorzando por turnos ya que las condiciones
atmosféricas están cambiando por
momentos y hay que estar alertas ante cualquier contratiempo. A mediodía me ha llamado Teresa y me contado
que las niñas habían actuado en la función del colegio, y que había tenido que
cerrar la tienda, y que habían estado muy graciosas. Cuando he terminado de
comer me he asomado por la popa y estuve
pensando en ti. La estela de espuma que dejaba la embarcación dibujaba figuras
en el mar. Me hablaban de ti. Por un momento sentí la necesidad de liar el
petate y volver. Por la tarde ha habido problemas con la emisora y mi móvil no
funciona en esta jurisdicción, o sea que tampoco hoy podré hablar contigo. No
sé si te quiero y tampoco sé si tú me quieres a mí. Habrá que solucionarlo.
20 de Noviembre de 2012
El día de hoy ha transcurrido más tranquilo que de
costumbre. Ha pasado la perturbación que nos había complicado un poco las
cosas, pero como siempre después de la tormenta ha aparecido la calma. Se
respira un aire tremendamente limpio y los iones negativos que salpican las
olas apaciguan las almas. El confort inunda mi cuerpo. Hoy no te necesito y
cuando me has llamado hasta me ha molestado un poco por eso he preferido no
contestar a tu llamada.
25 de Noviembre de 2012
El barco me queda pequeño, empiezo a agobiarme, no paro de
andar de proa a popa, de babor a estribor, me cuesta concentrarme y la ansiedad
se apodera de mí. El médico me prescribe un Diazepán y me ordena retirarme a mi
litera. Estoy confuso pero la medicación me induce al sueño. ¿Estarás en casa?
¿Qué estarás haciendo? Cuando vuelva creo que habré superado mi dependencia de
ti. No me apetece nada volver al
calvario de mi vida contigo.
30 de Noviembre de 2012
Hoy por fin hemos hablado. He adivinado por tu voz que te
alegrabas de oírme. También me he dado cuenta que no te ha preocupado que no hayamos encontrado el momento para comunicarnos, lo
que confirma la tranquilidad con que te enfrentas a todo frente a la tortura
que para mí ha supuesto siempre no tenerte cerca.
24 de Diciembre de 2012
Volvemos a casa. Es Nochebuena y cenaré con mi mujer y mis
hijas. Espero que el agua del mar me haya bautizado de nuevo liberándome de la obsesión por ti.
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