martes, 12 de marzo de 2013

Tierra y mar, por Carmen Gómez Barceló.




11 de Noviembre de 2012

Hemos zarpado a las 7horas a.m. con tiempo estable, soleado y  viento favorable. El día ha transcurrido con la normalidad  que es de esperar en un barco mercante. He intentado hablar contigo y ha sido imposible. ¿Dónde estabas?

13 de Noviembre de 2012

Navegando a 20 nudos hemos sido interceptados por un buque de la armada. Han revisado minuciosamente la documentación y una vez comprobado todo nos han permitido proseguir la ruta. La jornada ha sido bastante ajetreada por lo que no he tenido tiempo de pensar demasiado en ti. Tampoco he podido hablar contigo. También he llamado a mi hija Carolina y me ha dicho que su madre andaba ajetreada como siempre con las cosas de la tienda. No he querido pensar nada.

16 de Noviembre de 2012

Hemos estado almorzando por turnos ya que las condiciones atmosféricas  están cambiando por momentos y hay que estar alertas ante cualquier contratiempo.  A mediodía me ha llamado Teresa y me contado que las niñas habían actuado en la función del colegio, y que había tenido que cerrar la tienda, y que habían estado muy graciosas. Cuando he terminado de comer me he asomado por la popa y  estuve pensando en ti. La estela de espuma que dejaba la embarcación dibujaba figuras en el mar. Me hablaban de ti. Por un momento sentí la necesidad de liar el petate y volver. Por la tarde ha habido problemas con la emisora y mi móvil no funciona en esta jurisdicción, o sea que tampoco hoy podré hablar contigo. No sé si te quiero y tampoco sé si tú me quieres a mí. Habrá que solucionarlo.

20 de Noviembre de 2012

El día de hoy ha transcurrido más tranquilo que de costumbre. Ha pasado la perturbación que nos había complicado un poco las cosas, pero como siempre después de la tormenta ha aparecido la calma. Se respira un aire tremendamente limpio y los iones negativos que salpican las olas apaciguan las almas. El confort inunda mi cuerpo. Hoy no te necesito y cuando me has llamado hasta me ha molestado un poco por eso he preferido no contestar a tu llamada.

25 de Noviembre de 2012

El barco me queda pequeño, empiezo a agobiarme, no paro de andar de proa a popa, de babor a estribor, me cuesta concentrarme y la ansiedad se apodera de mí. El médico me prescribe un Diazepán y me ordena retirarme a mi litera. Estoy confuso pero la medicación me induce al sueño. ¿Estarás en casa? ¿Qué estarás haciendo? Cuando vuelva creo que habré superado mi dependencia de ti. No me apetece nada volver  al calvario de mi vida contigo. 


30 de Noviembre de 2012

Hoy por fin hemos hablado. He adivinado por tu voz que te alegrabas de oírme. También me he dado cuenta que no te ha preocupado  que no hayamos  encontrado el momento para comunicarnos, lo que confirma la tranquilidad con que te enfrentas a todo frente a la tortura que para mí ha supuesto siempre no tenerte cerca.

24 de Diciembre de 2012

Volvemos a casa. Es Nochebuena y cenaré con mi mujer y mis hijas. Espero que el agua del mar me haya bautizado de nuevo liberándome  de la obsesión por ti.    

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