El día en el que nací,
una sombra se acercaba a todos los recién nacidos, creyendo que acabaría con el ser más inquietante, yo.
Ese día, el poder que
albergaba, desapareció sin previo aviso. Durante dieciocho años, viví como un
huérfano al que nadie quería. Mi familia adoptiva intentaba que fuera perfecto,
pues a sus ojos, mis dos hermanastros no consiguieron su aprobación. Ambos dejaron
los estudios, el mayor por dejar de lado la vida que tanto sufrimiento le había
causado. El mediano logró una vida por poco tiempo, pero seguía fracasando en
la vida. Yo sin embargo, logré levantarme más fuerte al caer, pero seguían sin
aprobar al ser que habitaba en mi interior.
A los dieciocho, algo
despertó en mi interior, la ira que guardaba durante estos años, se liberó.
Entonces, la magia llegó a mi vida. Mis padres adoptivos resultaron ser del
séquito de la sombra que vencí cuando se durmió mi otro lado, Darkrai. Al ver
su rostro, sentí un gran desconcierto. Éramos gemelos, los dioses griegos nos
crearon, aunque Darkrai no debía
existir. Ambos nos distanciamos, si uno moría, el otro también. La última vez
que le vi a mi lado, fue cuando fuimos a buscar el cristal de plata, una parte
de mi semilla estelar, antes de recuperar esa parte, Darkrai y yo usamos una de
las cartas creadas por una de mis vidas anteriores, Clow Reed. Ahora solo puedo
ver a Darkrai en mis sueños y a veces en el espejo.
Antes de cumplir veinte
años, encontré a Erika, una niña de un año destinada a ser la heredera de la
magia. Su madre murió al intentar protegerla de la plaga que nos invadía. Esa
niña despertó en mi interior el amor que sentí una vez.
Cuando conseguí
completar el puzle de mi existencia, Cronos, mi mayor enemigo, creó un ejército
de seres definitivos.
La lucha nunca acabó,
pero las guerras entre elegidos y el mal se acabaron el día en el que me
coronaron como el dios de dioses.
Dejando la magia a un
lado, en mi vida he descubierto que el amor verdadero es el que nunca
desaparece, a pesar de que las relaciones acabaran, la amistad permanecía.
Chicas y chicos han aparecido en mi vida como parejas, pero mis sentimientos
eran los mismos. Al fin encontré al amor de mi vida y a mi mejor amiga que se
prestó para ser la madre biológica de mi hijo Aiden.
De lo único que me
arrepiento es de no haber vivido mis sueños como me gustaría. Lo importante es
que Masquerade, sigue existiendo, el grupo que fundaron la directora de la
academia Starlight y la madre de la ídolo que más me ha hecho crecer en el
mundo Aikatsu.
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