miércoles, 15 de enero de 2014

Jake Jones, por Samuel Lara


El día en el que nací, una sombra se acercaba a todos los recién nacidos, creyendo que  acabaría con el ser más inquietante, yo.

Ese día, el poder que albergaba, desapareció sin previo aviso. Durante dieciocho años, viví como un huérfano al que nadie quería. Mi familia adoptiva intentaba que fuera perfecto, pues a sus ojos, mis dos hermanastros no consiguieron su aprobación. Ambos dejaron los estudios, el mayor por dejar de lado la vida que tanto sufrimiento le había causado. El mediano logró una vida por poco tiempo, pero seguía fracasando en la vida. Yo sin embargo, logré levantarme más fuerte al caer, pero seguían sin aprobar al ser que habitaba en mi interior.

A los dieciocho, algo despertó en mi interior, la ira que guardaba durante estos años, se liberó. Entonces, la magia llegó a mi vida. Mis padres adoptivos resultaron ser del séquito de la sombra que vencí cuando se durmió mi otro lado, Darkrai. Al ver su rostro, sentí un gran desconcierto. Éramos gemelos, los dioses griegos nos crearon, aunque  Darkrai no debía existir. Ambos nos distanciamos, si uno moría, el otro también. La última vez que le vi a mi lado, fue cuando fuimos a buscar el cristal de plata, una parte de mi semilla estelar, antes de recuperar esa parte, Darkrai y yo usamos una de las cartas creadas por una de mis vidas anteriores, Clow Reed. Ahora solo puedo ver a Darkrai en mis sueños y a veces en el espejo.

Antes de cumplir veinte años, encontré a Erika, una niña de un año destinada a ser la heredera de la magia. Su madre murió al intentar protegerla de la plaga que nos invadía. Esa niña despertó en mi interior el amor que sentí una vez.

Cuando conseguí completar el puzle de mi existencia, Cronos, mi mayor enemigo, creó un ejército de seres definitivos.

La lucha nunca acabó, pero las guerras entre elegidos y el mal se acabaron el día en el que me coronaron como el dios de dioses.

Dejando la magia a un lado, en mi vida he descubierto que el amor verdadero es el que nunca desaparece, a pesar de que las relaciones acabaran, la amistad permanecía. Chicas y chicos han aparecido en mi vida como parejas, pero mis sentimientos eran los mismos. Al fin encontré al amor de mi vida y a mi mejor amiga que se prestó para ser la madre biológica de mi hijo Aiden.


De lo único que me arrepiento es de no haber vivido mis sueños como me gustaría. Lo importante es que Masquerade, sigue existiendo, el grupo que fundaron la directora de la academia Starlight y la madre de la ídolo que más me ha hecho crecer en el mundo Aikatsu.   

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