Recuerdo el día que Rober me
compró.
Esa mañana estaba desanimado,
porque había muchos niños que se detenían en la tienda a mirarnos, pero ninguno
nos llevaba con ellos.
Desde que me dejaron en la tienda
y me pusieron en la jaula con los demás, en el escaparate para que nos vieran
los humanos, me sentía ansioso porque uno de esos niños me cogiera en brazos y
me llevase a su casa.
-
¡A mí! ¡llévame a mí! – Todos gritábamos lo
mismo, esperanzados que nos escogieran y comenzar una vida lo más parecida a lo
poco que recordábamos cuando nacimos y estuvimos con nuestras madres.
Me di cuenta pronto que no servía
de nada llamar la atención. Quienes mandaban eran los adultos, y ninguno quería
la carga de tener un perro en casa.
Hasta que apareció Rober, un humano
joven que venía buscando un husky.
Cuando se acercó al escaparate,
vi cómo sonreía y daba juego a los que se acercaban a él, pero Rober se fijó en
el rincón donde yo estaba, y noté que le gustó que no fuera de los colores
habituales. Y es que mi pelo es casi totalmente blanco a excepción de parte del
rabo y las orejas. Presté atención a su interés y rápidamente me levanté para
seguir manteniendo su curiosidad hacia mí ante los otros.
Dio resultado. Rober me compró y
me sacó de la tienda. Estaba tan nervioso por mi nueva vida que la primera
excursión tuvo que ser a los baños del centro comercial porque lo puse empapado
de pis. Pasó lo mismo en el coche, pero es que el olor a ambientador, la música
y el movimiento me emocionaron tanto que volví a hacerme pis encima.
Por fin llegamos a la casa, el
coche me estaba mareando después de un rato y no pude parar de gimotear cuando
empecé a notar rara mi barriguita. Rober me cogió en brazos y eso me calmó un
poco, pero no lo suficiente como para dejar de temblar.
Entramos en la casa y me llevó al
salón, depositándome en una cestita mullida que tenía una mantita.
-
Quédate aquí y no te muevas mientras limpio el
desastre del coche. – Me acarició la cabeza y se marchó.Yo gemí e intenté ir detrás de
él, no quería que me dejara solo allí, pero era más rápido que yo, y mientras
conseguía salir de la cesta y no, él ya había cerrado la puerta de la calle.
Estuve llamándolo un rato pero no
sirvió de nada, así que me puse a descubrir los colores de la casa y
mordisquear una pelusa que encontré en el suelo, hasta que me la tragué. Creo
que eso hizo que mi barriga se pusiera peor, porque termine vomitando en el
felpudo. Olí lo que había expulsado, parecía ácido y asqueroso, pero me
impulsaba probarlo, y a punto estaba de hacerlo cuando algo captó mi atención
encrespándome el lomo, me di la vuelta y empecé a recular, pisando el vómito y chocando
con la puerta.
Había algo en la esquina de la
entrada, una presencia joven que no estaba del todo definida. Me sentí aterrado
cuando vi que se extendía hacia mí. Aunque lo único que percibía de ella era
curiosidad y ganas de jugar.
Empecé a ladrar para que se
detuviera y la presencia reculó adentrándose en el salón así que decidí seguir
para ver si seguía en la casa.
Rober entró en ese momento y me
encontró ladrando a algo que él no podía ver, y le pareció gracioso. Aunque
ahora a veces me toma por loco. Cada vez que Rober me pilla ladrándole al aire
me dice que estoy loco y me anima, riéndose, para que siga ensayando para
cuando entren los ladrones.
De vez en cuando me sigue
pillando infraganti, ladrando o gruñendo a la presencia que vive en nuestra
casa. Rober no es consciente de nuestro compañero de piso porque éste no hace
nada que no sea jugar conmigo a su manera, pasando desapercibido para aquellos
que no pueden verlo u oírlo, y nuestro compañero es muy discreto con respecto a
eso. Pero lo suficientemente juguetón como para provocarme a mí con sus
apariciones.
No me molesta que Rober crea que
estoy loco, ni que la presencia quiera jugar conmigo. Tengo una familia a la
que cuido y me cuidan, y soy feliz de estar con ellos.
Hola Sonia, estoy de acuerdo con lo que dijo Sara, de que desarrollaras más la relación del perro con la "presencia ", es muy de sensaciones extrasensoriales cosa que a los perros le sobra y a las personas nos falta, de hecho yo he presenciado cosas muy "raras" con mi perro, llevándole una zapatilla cuando ladraba a una esquina. Para ti que te gusta ese "mundo igual que a mí , es un campo donde puedes escribir relatos muy interesantes y muy buenos. Chao
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