Existen
leyendas urbanas por todas partes, incluyendo las no físicas. Cuanta más gente
crea en ellas y conozca la apariencia de esos seres, estos se harán
reales. En general se les llama Tulpas,
a los que solo las brujas pueden llegar a controlar.
No
muy lejos de este lugar, se encontraba una vieja cabaña, oscura y tétrica. Cada
rincón estaba cubierto por una o varias capas de telarañas y el suelo de
madera, al igual que la cabaña en sí, estaba lleno de manchas como sangre,
hollín y otras sustancias que solo la propietaria sabía su uso. En medio de la
habitación había símbolos de brujería y objetos con los que hacía sus hechizos.
Su
apariencia era sombría pero con una belleza inigualable. Su pelo largo y negro
ondeaba con el viento que ella misma ocasionaba. Su cuerpo era digno de
envidiar por la misma Aphrodita. Sin embargo los espejos no eran engañados, su
grotesca y verdadera apariencia podía
originar las más terribles pesadillas incluso al más oscuro de los demonios.
Su
familiar era un pequeño gato negro llamado Lucifer. No había día que no la
visitara. Su nombre era Catherine, una mujer con un parche en el ojo izquierdo
y vestida con un camisón blanco. La internaron hace varios años en un
psiquiátrico situado a las afueras de la ciudad. Podía salir en cualquier
momento puesto que su ojo izquierdo tenía habilidades más oscuras que la
oscuridad.
No
tenía prisa por dejar el lugar, lo que había dejado fuera le daba la protección
que necesitaba. En la habitación de Catherine se encontraba tres dibujos. En
uno de ellos un ser con cuerpo humano, alargado, extremidades largas y delgadas
y sin rostro ni cabello observaba detrás de los árboles sin ningún tipo de
intención, salvo matarte con tu propio miedo.
En
otro un espejo reflejaba a una niña de pelo negro y largo, un camisón y sangre
en las uñas que habían sido despegadas antes de morir. La adolescente era capaz
de hacer lo mismo que el anterior sujeto, matar con el miedo.
En el
último, y el más aterrador, un chico con el rostro blanco, boca cortada como
una sonrisa y ojos penetrantes y siempre abiertos, portaba un cuchillo. Era
diferente a los otros dos, un psicópata loco que aún no tendría ni veinte años,
capaz de acuchillar a niños inocentes después de hacer lo mismo con sus padres.
Catherine
los encontró y capturó tiempo atrás, tres tulpas creados por leyendas conocidas
gracias a la red. Slenderman, Bloodymary y Jeff the killer, tres seres cuya
misión era acabar con los humanos que un día le hicieron temer a ella. Aunque
tenían permiso para asesinar por placer. Cuidado con los espejos, bosques y
sobre todo cierra todo bien antes de ir a dormir, porque los tulpas se
alimentan de la creencia de la gente, cree y morirás, ignora y vivirás. Dulces
sueños.
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