miércoles, 9 de abril de 2014

Afronta tu miedo, por Samuel Lara


Ha llegado la hora, por fin puedo demostrar al mundo de lo que soy capaz. La audición  está tras esa puerta. El espacio en el que me encuentro es una pequeña sala, pero que parece cada vez más pequeña, el aire no me llega del todo. Ya está aquí de nuevo el miedo escénico del cual no parece que pueda escapar. No puedo llegar hasta la puerta, mis nervios son demasiado fuertes. Mi corazón palpita muy rápido, el pasado vuelve a mi mente. Años y años de insultos, desprecio, soledad, amigas que juegan con mis sentimientos. Corro hacia el servicio con lágrimas en los ojos. Hay quienes dicen que los espejos revelan la verdad, pero también nos muestran lo que no somos pero que querríamos serlo. En el espejo puedo ver a una chica que no es nada, su miedo y cobardía son lo que más hace notar. Su cabello largo y rubio no brilla, sino que la oscuridad lo envuelve. Ojos oscuros que me miran fijamente, despreciándome también, queriendo cambiar. Pronto me doy cuenta de que siempre he podido disfrutar de la música, pero nada más que estando sola, sin nadie que me haga sentir vergüenza. De nuevo me dirijo a lo que decidirá si tengo o no una carrera artística.

Antes de entrar siento que me tiran del brazo y me vuelvo lentamente. Ahí está, el único hombre que me ha hecho sentir sin miedo alguno. Me abraza y empieza a animarme, su calidez me inhibe de mis pensamientos oscuros. Antes de soltarme me besa. El tiempo se para, siento como mis miedos desaparecen y el brillo vuelve a mi ser. Si quieren decir, que digan, no me importa, tengo amigos que me apoyan y que sacan a mi verdadero yo, perversamente diferente, soy capaz de todo. Mis sentidos se agudizan, solo estamos él y yo, finalmente yo.

Estoy decidida, entro al escenario, en frente de mí hay tres personas. Son el jurado, uno de ellos me mira como si no fuese como esperaba.

Es hora de divertirse e intentar lo que todo artista debe tratar, hacer sonreír al público, sean fans o no y por su puesto pasarselo bien. Empiezo a cantar la canción que más se ajusta al momento “I'm Finally me”. Cada nota es un cosquilleo y un destello que sale de mi cuerpo. Aunque el auditorio sea oscuro, el destello es impenetrable por la oscuridad, los jueces sonríen y escriben pero no me importa, mis miedo ya no están, soy libre, el pasado ya pasó y si alguien tiene un problema con ello que se fastidie, al fin logré deshacerme de esos fantasmas del pasado. Me siento cada vez mejor, la diversión no acaba y la máscara que llevaba va desapareciendo, mostrando quien soy en realidad.

El pelo vuelve a ser moreno y corto, mi cuerpo cambia y vuelvo a ser el chico que siempre he sido. El jurado me mira sorprendido. Antes siempre me asustaba cuando esto pasaba, pero ahora no me importa que vean mi verdadero rostro, oscuridad y luz fundidos en uno.


Miro hacia la puerta y ahí está, de nuevo y con los pulgares levantados y una amplia sonrisa que me hace sonreír. Ahora toca que los jueces asimilen mi cambio, espero que no esté mal visto cambiar de género en medio de una actuación.

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