martes, 8 de abril de 2014

No me despiertes, por Carmen Gómez Barceló



“¡Otra vez aquí! He vuelto, he abierto los ojos y de nuevo estoy aquí. Ellos sonríen porque piensan que me quedaré un tiempo más y será maravilloso, pero no, no será así. Aquí, todo se ha convertido en sufrimiento y fealdad, tanto que no me compensa quedarme.  La oscuridad y las lágrimas me acompañan cuando vengo y la música no suena. Siento manos que quieren retenerme y yo no tengo fuerzas para soltarme de ellas. Ellos no saben que quiero irme a pesar de todo, que estoy cansada, que quiero ser libre allí, donde voy cuando me dejan dormir. Cada segundo en este cuarto es eterno, el dolor insoportable y la tristeza infinita, pero cuando me voy, cuando impregnan mi sangre de delirio y me voy, entonces soy feliz de nuevo.

Aquí el tiempo se me hace eterno y allí, simplemente no está.

En aquel lugar el dolor no existe porque el cuerpo no existe, solo viven los sentidos y es por eso que percibes la agradable brisa que refresca el alma, adivinas la luz que todo lo envuelve y no te ciega, sientes la magia de existir aunque no estés. Es la felicidad en estado puro y nunca antes había estado así... solo sintiendo… sin ataduras.


Por todo esto, doctor, por favor, no me despiertes.”

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