miércoles, 2 de abril de 2014

El tomo perdido, por Samuel Lara


Tanto Jake como su anfitrión, estaban nerviosos por lo que podían encontrar en aquel libro. La única manera de saberlo era abrir ese libro titulado: El libro de las Bestias, tomo 1

La biblioteca estaba en ruinas, los libros que había cogido eran polvo, las ventanas eran más oscuras que luminosas. Jake sabía que el libro que acababa de caer, era el que buscaba. La muerte de su familia, la traición de su mejor amigo y su exilio eran demasiado para él. Nueva Orleans, era un mundo distinto, un gobierno medio soñado medio tirano. Pero su naturaleza le unía con ese hombre de edad milenaria por alguna razón.

Al abrir el libro, su corazón empezó a palpitar de forma acelerada. Era una especie de libro familiar. Los nombres y fechas de nacimento, recorrían las páginas, dando informacíon de parentescos entre sí. Hasta que llegó a la historia de la bestia original, un hombre llamado Psycus. Repudiado por sus padres, odiado por el marido de su hermana, Psycus escondió parte de sus dones en cuatro estatuas que él había creado. Las transformó en bestias y las llamó, Bestias Arcanas, un consejo que posteriormente ayudarían a la supervivencia de todas las especies. Psycus era inmortal, pero nadie le vio desde que su hermana hiciera el hechizo de los originales.
El libro estaba escrito en una lengua desconocida, sin embargo Jake la reconoció, ya que, hace siete años, él mismo recitó el sortilegio que despertó su naturaleza verdadera y la de sus hermanos. En la última página de la historia, aparecía escrito que el propio Psycus, para que nadie le encontrara y le diera caza, se transformó en un bebé, al cuál llevarían sin él saberlo a las bestias arcanas  actuales.

Ahora todo cobraba sentido, Jake siempre pensó que era distinto a sus hermanos, siempre tenía la sensación de haber vivido más de veinte años. Jake miró a Klaus, sus ojos, su rostro y su carácter empezaban a serle familiares, de hecho eran familia, Klaus, aunque no lo pareciera, era su sobrino. La memoria todavía estaba borrada, pero Psycus seguía en su interior, algún día despertaría, pero ese día llegaría en el momento oportuno.

_ En mis  más de mil años no había visto unos libros tan aburridos, ¿has encontrado algo gatito?_ preguntó Klaus relajado.
_ Yo que tú respetaría a tus mayores_ dijo volviendo la vista al libro.
_ ¿Mis mayores?¿a qué te refieres?
_ A que según este libro tengo más años que tu madre, soy su hermano mayor.
_ Disculpa ¿qué?_ dijo desconcertado como si estuvieran gastándole una broma.
Jake le entregó el libro y efectivamente, Jake era el hermano mayor de Esther Mikaelson, la madre de Klaus, Eliah y Rebeca, los mismos que le habían dado cobijo desde hace seis meses.

La carretera esa más larga con el silencio, ambos estaban callados, sin ninguna distracción, Klaus conduciendo y Jake mirando al infinito, el trauma podía apreciarse en la oscuridad de sus ojos rojos. Entonces el ruido de un camión les asustó, e hizo que Klaus perdiera el control del coche unos segundos, pero por suerte no había nadie en la carretera, el camión estaba en otra carretera cercana.  Ambos se miraron y echaron a reír.

Finalmente en casa, Jake les explicó a los demás lo que había descubierto. Empezó el mismo silencio, aunque este se rompió antes por el sonido del timbre.

Jake fue a abrir, pero cuando abrió la puerta, su mundo se paralizó, solo cuatro nombres pasaban por su cabeza y una pregunta: Jack, George, Mike Michael, ¿Cómo es que están vivos?

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