-Ha sucedido. Se ha atrevido a
hacerlo y he recibido la notificación que nunca esperé tener que leer:
“Petición de divorcio”.
Dieciocho años han pasado desde
el día en que le pedí matrimonio y ella contra todo pronóstico aceptó. Nunca me ha engañado, pues yo sabía la verdad, y aún así el día que me dijo que se casaría
conmigo se convirtió en el más feliz de mi vida. Era tan bonita, tan resuelta y
tan simpática para todo el mundo como falsa para conmigo. Yo lo sabía, pero siempre me decía a mí mismo
que un día cambiaría, que llegaría a quererme. Lo que hubiera dado por ver en
su rostro una sombra del color de sus mejillas cada vez que casualmente se encontraba con “el imbécil”.
El imbécil” ha marcado nuestras
vidas desde el comienzo, pero mi amor por ella quiso que me convirtiera en
sordo para no oir su llanto en la soledad de nuestra alcoba, ciego por no
querer ver sus ojeras y mudo para no
gritarle que se dignase a mirarme solamente de vez en cuando, que se
compadeciese de mí y me respetase siquiera un poco y que se olvidase de ese que
ni lloraba por ella, ni la miraba, ni la respetaba.
Alguien pensará que he sido un
estúpido al soportar este calvario a cambio de nada, que no tengo dignidad ni
soy un hombre, pero ¿Para qué quiero ser un hombre sin vida? Si mi existencia
no vale nada sin ella, si solo quiero morirme si no la veo, si me arrastraría
hasta el infierno porque me quisiera siquiera un poco…Y de un beso, del sueño
de un beso, eso ya hubiera sido como abrir las puertas del cielo y perderse en
él.
Tantos años intentando lo
imposible hasta la extenuación y no he podido evitar el final que nunca quise
pensar a pesar de la evidencia. Y me deja. Se va seguramente con él aunque no
me lo haya dicho. Le dará los besos que no se merece, y le dirá las palabras
que su boca nunca pronunciaron para mí
No me rindo, me obligan a
rendirme y me voy. No dejaré salir al animal que me habita al que he tenido que
apaciguar durante dieciocho años y solo me queda poder comprobar que el imbécil
sea digno de tamaño sacrificio.
Adiós mi amor, mi vida, mi razón de ser. No creo que
pueda nunca dejar de amarte.
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