Se observaban el uno al otro. Ella con un vestido
hecho de hielo y él con un traje de cristal negro.
-¿Cómo me has encontrado? No pienso volver jamás- dijo ella atemorizada- no te acerques por favor, es peligroso.
-¿Quién eres? -le preguntó él.
-Elsa, reina de Aren…-antes de terminar, su cara se
volvió hacia un lado- del hielo, reina del hielo.
-Jake, supongo que príncipe de cristal. Ya no tengo
dónde ir. No voy a hacerte daño.
-Yo lo decía por mí.
-Entonces ambos estamos en la misma situación. El
miedo nos hace huir y después descubrimos que estamos mejor solos.
-Por lo que veo, yo puedo congelarte y tú
convertirme en cristal. - Elsa mientras se acercaba.
Antes de agarrarle la mano el uno al otro, apareció
el mismo trol que ayudo una vez a la hermana de Elsa.
-Veo que ya os conocéis. Este encuentro era
inevitable. Aunque nacierais en años distintos, vuestras esencias son hermanas.
Jake, tu cristal puede convertir el hielo en diamante. Elsa, el hielo que
produces es la esencia de la belleza, pero también de la destrucción, depende
de cómo te sientas.
Al cogerse de las manos, el castillo de hielo se
convirtió en un palacio de diamante con rosales de cristal y de hielo, sin
embargo una voz hizo que los dos se asustaran y deshicieran lo creado. Esa voz
era la de la hermana de Elsa.
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