miércoles, 26 de marzo de 2014

El pasajero al que ya nadie espera, por José García


Wang Li contaba los minutos que le faltaban para embarcar en el vuelo de la compañía Malaysia Airline que le llevaría a Pekín, le acompañaba Karen Kong, una linda joven que había conocido en Kuala Lumpur y con la que estaba prometido. Era la primera vez que visitaría a sus familiares desde hacía más de cinco años que había llegado a la capital de las Torres Petronas, los edificios gemelos más altos del mundo. Además Wang Li era un entusiasta de las aeronaves, conocedor de cuantos fabricantes y modelos de éstas, surcan los aires. A la vista de la aeronave le comentaba hilarante a Karen.

-Mira, ahí embarcaremos, es un Boeing 777 de largo alcance, el sistema de vuelo está controlado por una computadora y además es el primero en ser diseñado completamente por ordenador.

Es extraordinario, fíjate en los motores, son inmensos tienen 2`8 metros de diámetro, y el tren principal dos juegos de seis ruedas cada uno.

Interrumpió su animada charla  para acceder a su interior. A su izquierda tras una mampara, se podían observar varias filas de tres y tres asientos separados por un pasillo central (clase Business). La tripulación les indicó que continuara hacia la derecha, donde se encontraba la clase económica o turista. Eran muchas más filas, de tres, cuatro y tres asientos cada una, separados por dos pasillos. Wang observaba cada detalle de la cabina, sabía que la sección de ésta era totalmente circular y comprobaba que sus ventanillas eran algo más amplias que las de otras aeronaves. Una vez sentado deparó en los paneles curvos que conformaban el techo, eran como una onda o línea curva un tanto estilizada, aunque perfectamente reconocible su cadencia de dos crestas y un valle, que le daban una mayor capacidad para el equipaje.

De nuevo se vio interrumpido, ésta vez por la megafonía.

-Buenas tardes, les habla la contramaestre Suky Low, en nombre del comandante Ahaire Ibrahim. Les doy la bienvenida a bordo del B-777-200er en el vuelo MH370 con destino a Pekín. La duración del vuelo será aproximadamente de 6 horas. Durante el vuelo alcanzaremos una altura máxima de 10 mil metros y una velocidad de crucero 905 Km/h. Coloquen su asiento en posición vertical, abróchense los cinturones y permanezcan atentos a las señales luminosas y a la pantalla que tienen en el respaldo del asiento delantero. Muchas gracias y disfruten del vuelo.

Todo parecía desarrollarse con total normalidad, hasta pasada una hora de iniciado el vuelo. Cuando sobrevolaban el estrecho de Malaca, entre Indonesia y Malasia, Wang observó como parte de la tripulación se dirigía con cierta prisa hacia la parte delantera de la cabina. De manera intuitiva miró por la ventanilla, percibiendo que algo debía ocurrir. En el exterior se observaba una densa y oscura niebla que resultaba imposible evitar, con lo que ésta amenazaba con envolver a la aeronave.
Las señales luminosas se encendieron, recomendando al pasaje que permaneciesen sentados y con el cinturón abrochado, ya que cruzarían una zona de posibles turbulencias. Al penetrar en esa especie de neblina donde la oscuridad era densa, éstas no tardaron en aparecer. De pronto la aeronave se estremeció, dio varias sacudidas y se produjo una falta de gravidez, que de no llevar el cinturón abrochado, hubieran quedado en suspensión y golpeado contra el techo.

A través de la ventanilla observaron como una especie de energía luminosa de color azul-verdosa   envolvía toda la aeronave. Las sacudidas no cesaban las trampillas se abrieron dejando al descubierto las mascarillas de oxigeno, los compartimentos del equipaje se abrieron y estos caían sobre los pasajeros, así como se desprendieron algunos de los paneles del techo. El pánico se adueñaba de todos y las escenas de histerias se multiplicaban. En toda la cabina se originó un potente campo electromagnético, todos los elementos electrónicos como, ordenadores, tabletas, relojes y móviles de pronto quemaban en las manos, al rodearse de la misma luminosidad azul-verdosa. Se movían por si solos e incluso algunos se desmaterializaron para materializarse en otro lugar. Se generalizó un ataque de esquizofrenia colectiva con violentos desvanecimientos. Wang abrazó a Karen, pensaba que todo se acababa, era el fin. Cuando de nuevo la aeronave se estremeció violentamente, produciéndose la misma sensación de ingravidez. Al instante la neblina se disipó y la aeronave se estabilizó, volviendo a funcionar con normalidad. Todo había sucedido en dos escasos minutos, pero parecieron toda una eternidad.

La cabina quedó en completo desorden. Los efectos fisiológicos entre cuantos se encontraban a bordo eran evidentes, con mareos y vómitos, que poco apoco fueron superando. Aunque el ambiente continuó tenso y dentro de una extraña quietud durante todo el vuelo.

Cuando se acercaban a su destino, sucedió algo inesperado. Al entrar en el espacio aéreo y captar su señal el radar de la torre de control, lo identificó como un elemento desconocido. Por lo que comunicaron por radio al comandante de la aeronave que se identificase.

-¿Bromean? (respondió el comandante). Este es el vuelo MH370 procedente de Kuala Lumpur. En estos momentos íbamos a solicitar permiso de aterrizaje e iniciar la maniobra de acercamiento.

Al escuchar estas palabras todos en la torre quedaron atónitos, no daban crédito a lo que acababan de oír.

- ¡Es imposible!  Exclamaron al unísono.

-¿El vuelo MH370? No puede ser, hoy precisamente hace 30 años que desapareció incomprensiblemente y nadie supo jamás de él (continuó uno de los controladores).

Sin saberlo habían sido protagonista de un hecho, tan insólito como extraordinario. Al penetrar en aquella espesa neblina, las ondas electromagnéticas longitudinales y transversales, formaron un campo de tal potencia que en un momento les hizo desaparecer, y aunque volvieron a aparecer en sus coordenadas originales, habían deformado el espacio- tiempo y supuestamente habían sufrido un accidente de teletransportación.


Wang y Karen celebraban la llegada al aeropuerto de Pekín, sin saber que allí ya nadie les esperaba.

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