Lo
primero que recuerdo es estar en una especie de cilindro de cristal lleno de un
líquido extraño y con algunos cables y objetos conectados a mi cuerpo. Aunque
esté despierto, esos científicos no hacen más que escribir y observar mi
progreso. En una pantalla veo a una criatura pequeña y sus datos. Al parecer,
hace tiempo fallaron al crear clones de ese pequeño ser, sin embargo la
avaricia humana creó dos clones más fuertes que el original, ambos eran el
mismo ser pero cada uno podía cambiar a una forma distinta.
Debo
ser otro clon que quieren controlar, pero mi sistema nervioso funciona
perfectamente. Algo en mi interior empieza a crecer, una fuerza psíquica que
fluye por mi cuerpo. No soy el mismo que antes, la ira me invade y no deja que
piense con claridad. Abro mis ojos más que nunca, mis pupilas se hacen más
pequeñas y mi cerebro envía un impulso de vuelta a mi organismo. Entonces todo
lo conectado a mi cuerpo acaba quemado, como si sufriera una sobrecarga. Desde
mi interior una onda energética destruye todo a su paso. No caigo al suelo,
sino que empiezo a levitar, esos tipos me han dado más de lo que le dieron a
esos clones. Voy hacia los ordenadores, mientras miro con desprecio a los
cuerpos de esos humanos que me han hecho esto.
Leo
toda la investigación. Soy un huérfano al que raptaron para cambiar mi ADN por
el de esa criatura. Entre las habilidades que puedo tener está la de cambiar de
forma, pero a más de las que había. También puedo convertirme en cualquier ser
y tomar su apariencia. A mi espalda descubro una cola morada que he
desarrollado. La furia vuelve a invadir mi alma, que ya no existe.
Unos
meses después de salir de aquella cuna, me puse a vivir como un humano, pero
también me preparaba para la caza. Ahora controlo toda mi mente y la usaré para
acabar con este mundo avaricioso y corrupto. Mi
primer objetivo es destruir a las organizaciones que han trabajado en la
clonación de mi ahora progenitor. Me convierto en uno de sus soldados, boina
negra y un traje negro con guantes
blancos y un R magenta en el pecho y unas botas blancas. El edificio
también tiene la misma R como logotipo de la organización. No tengo interés en
ver el lugar, voy directo al despacho del jefe, su nombre es Sakaki. Un hombre
alto, corpulento, traje de empresario exitoso que siempre estaba acariciando a una criatura que parece un
felino con una semiesfera en la frente. La viva imagen de un villano, aunque
han cambiado las tornas. Me transformo delante de él tomando la forma del ser
que nunca atrapó ni logró recrear. Luego tomo la forma de su sucesor, quien le
dejó y le odió para toda la eternidad.
Alzo
una de mis manos y elevo con mi telequinesis su cuerpo, sin que pueda hacer
nada rompo el cristal de su ventana en trozos afilados. Con la otra mano muevo
los trozos y los introduzco en su cuerpo, los saco y le curo y repito el
proceso varias veces hasta que me suplica que acabe con su vida. Es entonces
cuando uso todos los trozos para decapitarle. Salgo del edificio y lo hago
explotar, ahora toca la siguiente organización. Pero después quién sabe si
tendré que asesinar a más gente, lo cierto es que me hace sentir eufórico.
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