miércoles, 23 de octubre de 2013

La Reina y el Pirata, por Samuel Lara.


En un reino de otro mundo diferente al nuestro, existía una mujer de ojos oscuros y cabello negro como la oscuridad misma. La mujer conoció a un poderoso rey que podía proporcionarle lo que quisiera, él la amaba, sin embargo ella no sentía amor, sino un afecto que no entendía. Para que el reino no cayese, ambos se casaron e hicieron lo que estaba en sus manos para que la gente del reino no sufriera. Al cabo de unos años, tuvieron un hijo, pero que no sería rey en el futuro puesto que un reinado no estaba determinado por la familia sino por la persona.

Un día, mientras la reina paseaba por el muelle para tomar aire fresco, vio un barco de gran belleza y dureza, capaz de sobrevivir miles de tormentas gracias a la madera de la que estaba hecho el barco, que era un tipo de madera encantada por una magia antigua.


_ ¿Le gusta?, es el barco más veloz y seguro que existe-dijo una voz detrás del timón del barco.

Era un hombre de ojos bellos con mirada segura pero burlona, vestido de cuero negro, era el capitán del barco.

Cuando sus miradas se cruzaron el tiempo dejó de avanzar por unos segundos, ambos se enamoraron en el acto. Empezaron a hablar de las hazañas de él, ella no parecía querer que las historias no acabasen, al mismo tiempo se daba cuenta de que ella también quería ver mundos y vivir arriesgando si temer a perder pues ella creía que hasta la muerte, no se podía perder nada.

Esa noche, la reina le contó a su marido lo que le había ocurrido, ella temía su reacción, pero le sorprendió ver en su rostro, una sonrisa. Al rey solo le importaba la felicidad del reino y de su mujer, de la que anuló su matrimonio y la dejó marchar durante tres años. Cuando volvió le contó al rey todo lo que había visto, pero enseguida una extraña mujer con harapos y ojos cosidos les interrumpió, era una profetisa.

_ Vengo a pronunciar la profecía del próximo rey, _decía mientras los dos temían lo que iba a suceder_ “Al cabo de nueve meses nacerá el elegido, pero solo uno de vosotros será de su sangre, no será humano, será el ser definitivo, hasta que empiece su búsqueda dentro de veinte años, ambos se exiliarán en dos mundos diferentes al suyo”


Al cabo de los nueve meses, ella tuvo mellizos, un hijo de ojos oscuros y cabello negro al igual que su madre, sin embargo su hermana era muy diferente. Después de las separación de los tres hermanos y antes de su exilio el rey le preguntó por el nombre del padre del chico y ella le contestó que probablemente nunca lo volvería a ver, aun así  pronunció el nombre por el que le conocían. “Hook”.

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