lunes, 21 de octubre de 2013

Qué le gusta y qué no, por Carmen García Vázquez.


Una pedalada detrás de la otra al son de la música, buen ritmo, siguiendo las instrucciones del monitor, es feliz. Deben ser las endorfinas, la glándula pituitaria está haciendo bien su trabajo, a falta de sexo y chocolate, maldita dieta, no le queda otra que recurrir al spinning para dejar de sentir la ansiedad que últimamente le embarga demasiado a menudo.

Se compenetra con la estática como hace tiempo que no le ocurre con un hombre. Sus piernas duras trabajan y el corazón, su músculo más debilitado, se acelera.

Aunque el ejercicio más duro es salir a la calle cada día con la sonrisa puesta. Ser la chica que siempre tiene buen humor;

-Es imposible que algo le vaya mal.... piensan al verla.
-Realmente ¿hay algo que vaya bien? se pregunta ella.


Busca señales que le orienten, esta tan perdida, mira el  reloj: las 20:02 otra vez un número capicúa, “alguien me manda un mensaje cifrado pero yo no lo capto, a ver si es más claro.”

Hoy la mochila pesa demasiado, parece que los pies se hayan pegado al suelo y como le angustia la sensación de no avanzar.

-Alas necesito unas alas es la única manera, batirlas fuerte y elevarme. ¿Cómo podría conseguirlas? En los desfiles de Victoria´s Secret las chicas las llevan ¿tendrán venta online?

No sabía cómo pero había ido pasando por la vida como de puntillas la suerte le acompañó hasta el día en el que aquel hombre se cruzó en su camino.  Su nuevo jefe un tipo de buen porte, hombros anchos,  líder nato, inteligente, culto… No podía creer que esa historia le hubiera ocurrido a ella.


Uno… dos… tres… arriba vamos ¿hay alguien que no esté sudando todavía? El grito del monitor macizo le devuelve al presente. Esfuerzo, sudor… casi al límite de sus pulsaciones el corazón bombea a gran velocidad la sangre fresca que su cuerpo necesita. 

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