¿Qué me asusta? Por lo pronto el
ordenador, para trabajar será muy eficiente, pero yo para expresarme necesito
papel y lápiz, me parece más directo, siento que no se escapa el tiempo en la búsqueda de letras,
espacios, o puntos. No me intimida la
hoja en blanco porque si no hay palabras siempre hay garabatos, en el ordenador
no. Estos días tengo complicado encontrar un ratito tranquilo para escribir, estoy haciendo obras en casa, por cierto no
les tengo miedo, les tengo pavor.
Miedos tengo, pero procuro
ignorarlos, no me escondo de ellos detrás de una puerta como cuando era pequeña
y me asustaban las inyecciones, o debajo de la cuna de mi hermano para no ir al
colegio de las monjas, esas que me castigaban de pie toda la mañana por no aguantar el pipí
y hacérmelo encima, cuando yo controlaba mis esfínteres desde el año y medio.
Evidentemente les cogí miedo a las monjas, pero hace tiempo que lo superé, me volví atea.
Ignoro mis miedos pasando de
largo delante de ellos, con indiferencia sin mirarlos de frente, bueno solo con
el rabillo del ojo por si acaso. Lo que sí
me da pánico es perder la capacidad de reírme de mí misma, perder el sentido
del humor. Necesito reír todos los días
aunque sea un poquito, compartir risas
con las personas que quiero, con ellas no tengo sentido del ridículo y con las
que acabo de conocer prefiero mostrar una sonrisa y así romper el hielo del
primer momento.
¿Qué me gusta? Me gusta asomarme
por la ventana y ver un trozo de cielo,
me da igual que llueva, que truene, que sea de noche, me gusta mirar hacia
arriba, pero algunas veces me acuerdo que más arriba, el cielo desaparece y se
convierte en universo, me empiezo a
angustiar, todo ese espacio tan vacío, tan solo, tan oscuro, sin aire para
respirar, uf! mejor me vuelvo a la ventana.
Disfruto caminando por el campo,
un monte, oler la humedad, un arroyo, sentir al aire, oír el silencio, un
bosque, pero sabiendo siempre donde estoy
porque me da miedo perderme y no saber volver. Me gusta sentirme libre,
pero segura, en cuanto no me siento segura dejo de sentirme libre y me siento
atrapada por el miedo de perderme, entonces lo que me era agradable deja de agradarme
y empiezo a asustarme, así que mejor me vuelvo al sendero.
No he sido una lectora precoz al
contrario comencé muy tarde, con más de 20 años sin embargo hoy en día necesito
llevarme el libro a todas partes, cuando
no puedo dormir leo, me gustaría tener más tiempo para leer, más tiempo de
soledad la cual sé disfrutar, pero también
soy un ser social y necesito el contacto con las personas, necesito escuchar y
necesito comunicarme.
Aquí hay un poquito de mí, pero no todo.
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