jueves, 18 de octubre de 2012

Un poquito de mí, por María del Mar Quesada.


¿Qué me asusta? Por lo pronto el ordenador, para trabajar será muy eficiente, pero yo para expresarme necesito papel y lápiz, me parece más directo, siento que no se  escapa el tiempo en la búsqueda de letras, espacios, o puntos. No me intimida  la hoja en blanco porque si no hay palabras siempre hay garabatos, en el ordenador no. Estos días tengo complicado encontrar un ratito tranquilo  para escribir,  estoy haciendo obras en casa, por cierto no les tengo miedo, les tengo pavor.

Miedos tengo, pero procuro ignorarlos, no me escondo de ellos detrás de una puerta como cuando era pequeña y me asustaban las inyecciones, o debajo de la cuna de mi hermano para no ir al colegio de las monjas, esas que me castigaban  de pie toda la mañana por no aguantar el pipí y hacérmelo encima, cuando yo controlaba mis esfínteres desde el año y medio. Evidentemente les cogí miedo a las monjas, pero  hace tiempo que lo superé, me volví atea.

Ignoro mis miedos pasando de largo delante de ellos, con indiferencia sin mirarlos de frente, bueno solo con el rabillo del ojo por si acaso. Lo que  sí me da pánico es perder la capacidad de reírme de mí misma, perder el sentido del humor. Necesito  reír todos los días aunque sea un poquito,  compartir risas con las personas que quiero, con ellas no tengo sentido del ridículo y con las que acabo de conocer prefiero mostrar una sonrisa y así romper el hielo del primer momento.

¿Qué me gusta? Me gusta asomarme por la ventana  y ver un trozo de cielo, me da igual que llueva, que truene, que sea de noche, me gusta mirar hacia arriba, pero algunas veces me acuerdo que más arriba, el cielo desaparece y se convierte en universo,  me empiezo a angustiar, todo ese espacio tan vacío, tan solo, tan oscuro, sin aire para respirar, uf! mejor me vuelvo a la ventana.

Disfruto caminando por el campo, un monte, oler la humedad, un arroyo, sentir al aire, oír el silencio, un bosque, pero sabiendo siempre donde estoy  porque me da miedo perderme y no saber volver. Me gusta sentirme libre, pero segura, en cuanto no me siento segura dejo de sentirme libre y me siento atrapada por el miedo de perderme, entonces lo que me era agradable deja de agradarme y empiezo a asustarme, así que mejor me vuelvo al sendero.

No he sido una lectora precoz al contrario comencé muy tarde, con más de 20 años sin embargo hoy en día necesito llevarme el libro a todas partes,  cuando no puedo dormir leo, me gustaría tener más tiempo para leer, más tiempo de soledad la cual sé disfrutar, pero  también soy un ser social y necesito el contacto con las personas, necesito escuchar y necesito comunicarme.

Aquí hay  un poquito de mí, pero no todo.

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