Abro
los ojos. Ahí está, sin ningún brillo en sus ojos, solo oscuridad. La única
forma de vencerlo es volver a la luz. Su mirada es fría, solo quiere verme
muerto.
Doy un
grito. El estruendo me libera del sufrimiento del pasado, siento un cosquilleo
que me obliga a sonreír. Mi cuerpo brilla con gran fulgor mientras empiezo una
nueva etapa en mi vida. De mi espalda salen dos alas blancas inmensas, que se
abren para alzar el vuelo. Parezco un niño otra vez, una gran felicidad inunda
todo mi ser. Levanto el vuelo y subo más
alto de lo que incluso mi vértigo podría soportar, puedo hacer lo que sea,
cualquier cosa. Al mirar hacia abajo veo la ciudad más pequeña, ya no me asusta.
El miedo que antes tenía al mundo, esas ganas de no existir, ahora quiero vivir
más que nada.
El
cielo está tranquilo, las nubes parecen esponjoso algodón de azúcar y tienen
toda clase de formas. “¡un dragón!¡una cabeza!¡una isla!” Pienso en voz alta dando
gritos de asombro. El azul del cielo hace que me imagine buceando en un mar
inmenso. Aumento mi velocidad y el viento cálido acaricia mi rostro y mis alas.
Muchas aves vuelan encima de mí. Veo el mar, he llegado muy lejos. Me dirijo
velozmente hacia el agua y me introduzco en su interior. Mis alas cambian, se
tiñen de colores eléctricos. El lugar es distinto al cielo, los animales
acuáticos están por todas partes. Me retuerzo alrededor de mí mismo mientras
veo todo el océano. Ballenas, tiburones calamares, medusas y peces de todos los
tamaños y especies me rodean, no parecen querer problemas, simplemente me
observan. Nado junto a ellos, nunca me había sentido tan parte de la
naturaleza. Subo a la superficie con impulso y salgo del agua mientras noto el
calor y la luz del sol.
Escondo
mis alas en la tierra y me adentro a un bosque. Me muerdo el pulgar y con la
sangre dibujo una espiral. Mis ojos se vuelve escarlata y la pupila se alarga
como la de un felino. Cambio de forma a la de kyubi, nueve colas y una
velocidad increíble. Echo a correr por todo el bosque mientras escucho los
sonidos de este, pájaros, animales de varias clases, insectos, el silbido del
viento azotando todo a su paso.
Me
paro en seco y extiendo mis colas, es hora de saber que hacen las demás.
Control de la tierra, control del viento, dominio del agua y dominio del fuego
son las capacidades de cuatro de mis colas. Tanto tiempo encerrado en lo que
creía el mundo al que pertenezco y sin embargo no había visto lo que la madre
naturaleza me tenía preparado. Estoy completo, la oscuridad es solo una parte
más de mí, pero la luz sigue siendo mi hogar. Una de mis colas brilla, cambio a
forma humana, a la de un kitsune. Pelo corto pero por los hombros, orejas de
felino, las colas siguen ahí pero más pequeñas. Me miro en un pequeño lago y
veo que esta forma solo se presenta con forma femenina. Supongo que todo tiene
un precio.
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