Hiedra venenosa, por Víctor Varela.

- Se lo he explicado mil veces, señor agente. A usted y a veinte más. Necesito ver a mi marido

- Una última vez. Por favor, señora...

- ¿Y después podré verlo? Están perdiendo el tiempo, ¡tienen que atrapar a esa bestia! ¡Está suelta por mi casa!

- No se preocupe por eso, señora, ya nos encargamos. Por favor, una última vez.

- De acuerdo, una última vez. Esta noche, Amancio, mi marido me despertó. Estaba sobresaltado y sudaba a chorros, o esó pensé yo...

- Cariño, he tenido una pesadilla.. - me dijo con voz entrecortada

Yo intenté encender la luz, pero la bombilla fallaba.

- Un monstruo me perseguía por la selva. Lo notaba cerca, muy cerca, ¡podía olerlo!

- ¿Y por qué no te duermes y matas al monstruo de una vez? - le dije bromeando entre bostezos

- No, cariño, escúchame. Yo corría abriéndome paso entre la vegetación, me arañaba con las ramas. Notaba el escozor y los picores.... Como te digo, el monstruo... no sé que clase de animal era... Solo escuchaba su respiración y sus pasos cada vez mas cerca. ¡Cómo pica! … ¡Y al final me atrapó!

- Era solo una pesadilla, cielo ¡Duérmete!

- No puedo parar de rascarme, seguro que algunas plantas eran venenosas. No puedo dormirme, he escuchado al monstruo ¡ahora está fuera del sueño y me quiere atacar!

- ¡Cariño cálmate! A veces los sueños pueden parecen muy reales. Seguro que mañana nos reímos ¡Tranquilízate!

De pronto escuchamos un ruido lejano en la cocina, y en ese preciso instante la bombilla parpadeó y ví la cara de mi marido ensangrentada. Dí un grito. ¡Todo su cuerpo estaba lleno de arañazos, y la ropa hecha jirones! Cerré la puerta con seguro, la atranqué con el sifonier y les llamé muerta de miedo... eso es todo. Y ahora ¿puedo ver ya a mi marido?

- Señora. Lamento informarle de que su marido murió desangrado hace un par de horas. Usted era la única testigo, y hasta hace poco, la única sospechosa.. pero parece que todas las pruebas apuntan a que su marido se ha despellejado vivo. Tenía las uñas ensangrentadas.