Mi primera vez fue con 17 años. No sé si fui precoz o no, en las vivencias personales no
hay una edad establecida, cuando surgen se llevan a cabo o no, no hay reglas
escritas. Podría haberlo hecho antes, pero sentía que no estaba preparada. Con 17 años mi cuerpo empezó a tener vida propia y exigirme ciertos retos.
Yo había escuchado conversaciones entre
mujeres sobre su primera vez,
tenían versiones para todos los gustos. Algunas de ellas decían no haber
sentido nada, no les había dolido nada, ni se habían enterado. A la mayoría les había molestado un poco, pero no le
dieron importancia y aunque se resistieron un tiempo, al final claudicaron. A otras les había sido
tan doloroso que decidieron no volver a repetir la experiencia y optaron por otras alternativas para llegar
al mismo objetivo, por suerte para ellas, siempre han existido personas creativas
que inventan para que otros se beneficien.
A mí esta experiencia me planteaba muchas
dudas; la más importante era el dolor, yo no estaba acostumbrada a ponerme enferma,
así que mi umbral del dolor era muy bajo con lo cual desconocía hasta donde podría
aguantar. ¿Podría quejarme si me dolía o esa actitud sería infantil?
Otra incertidumbre era la desnudez, yo
siempre había sido muy pudorosa con respecto a quitarme la ropa delante de
alguien, pero en esta ocasión no podría
escaparme, tendría que dar ese paso y superar mi pudor. ¿Tendría que desnudarme de una vez o poco a
poco? Decidí no pensar en ello, ya lo solucionaría en el momento.
El tiempo era otra incógnita, cuánto duraría
la primera vez. Decidí no preocuparme, yo tenía tomada una
decisión e iba a seguir hacia delante, a
fin de cuentas es un paso que toda mujer debe dar en algún momento. Estaba
preparada para ello, me acercaría más al
hecho de ser mujer y dejar de ser una adolescente, o eso era lo que yo creía. Así pues, aquel lunes 21 de abril, llame por teléfono a su casa. Quedamos en
vernos en su casa al día siguiente, a las seis de la tarde.
Esa noche me costó dormirme, para mí
cualquier acto que se escape o interfiera en mi rutina supone un pequeño
desequilibrio emocional y se queda reflejado en el sueño. Por la mañana,
en el instituto no comenté nada a mis
amigas, pensé que una vez superada la experiencia se lo podría contar con más
detalles. A las cuatro y media me duché,
me puse ropa cómoda para que me
resultara fácil desprenderme de ella. Por entonces, no aparentaba la
edad que tenia, pero ir muy arreglada me
parecía excesivo, de poco iba ser servir cuando
estuviéramos a solas.
Al filo de las seis, estaba llamando al portero
automático, me abrió, pero cuando llamé a la puerta de su casa me sorprendió
que me abriera su madre, me dijo que fuera por el pasillo hasta la puerta del fondo, después ella se marchó a
la calle. Avancé por el pasillo, un poco
nerviosa llamé a su puerta, pregunté si podía pasar y escuché “Entra,
entra”. Le saludé y nos dimos un beso, el hielo de mis nervios se derretía. La
habitación era muy luminosa pues daba a la gran avenida, estaba pintada de
blanco, solo rompía el blanco el colorido de los posters. La habitación estaba
caldeada, por lo menos no pasaría frío cuando estuviera desnuda. Se escuchaba
música relajante.
Era joven, pero mayor que yo, tendría unos 22 años, con voz suave me explico cómo lo iba
a hacer, intentó relajarme diciendo que
no me preocupara, que no me dolería. Me pidió que me desnudara. Suspiré y decidí
quedarme solo con el sujetador y las braguitas puestas. Cuando estuve semidesnuda
me señaló la cama y me explicó que me echara boca arriba, estando tumbada me
acarició suavemente las piernas, pero sus manos estaban frías y se me puso la
piel de gallina. Noté de pronto el calor
en mi piel y cerré los ojos. Iba a desprenderme de algo que llevaba conmigo 17
años y aunque hasta hacia un año yo no le había dado importancia, a esa edad
comenzó a tener su espacio. Noté un tirón y algo se desprendía de mí. Por
primera vez, me desprendía del vello de
mis piernas con cera caliente.
Sería la primera vez de muchas otras.
Me extrañaba que la primera vez estuviera tan preparada, matemáticamente preparada...Vaya control. El giro ha sido de 180º.Me gusta.
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