lunes, 26 de noviembre de 2012

Hipérbole de la tristeza, por Alfonso González Ibáñez.


Estoy tan triste que sueño para escuchar mi llanto triste

Estoy tan triste que mi alma se rompe como un espejo en equilibrio 

Estoy tan triste que sería capaz de cortarme las venas con una servilleta

Estoy tan triste que me olvidé como se vive a la orilla del mar

Estoy tan triste que olvidé pasar por el Savoy a tomar mi bourbon

Estoy tan triste que no soy capaz de recordar a Grace Kelly

Estoy tan triste que estar contigo es un regalo loco

Estoy tan triste que necesito unas palabras y no un ladrido

Estoy tan triste que te contagio mi pesar.

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